Alubias...

Ramón Masats
              Hace algo más de cinco años yo era un poco más joven. Llevaba el pelo muy corto y muchas veces me confundieron con un chico. Bastantes veces. Era bajita, igual que ahora, más bajita que la media. 
                Hace algo más de cinco años decidí que tenía demasiado tiempo libre, que siempre lo había tenido y nunca lo había aprovechado. Pensé que nunca había creído en mi misma, y que en realidad, era algo normal, ya que no había mucho en lo que creer. Escuché toda mi vida cierta cantinela sobre a dónde podría llegar, siempre aquel  incesante murmullo: "todo lo que vales... todo lo que vas a conseguir...". 

             Ahora es junio, junio del 2013, 6 de junio, y no tengo nada. Vivo en un país que sufre una crisis agónica de la que difícilmente se recuperará, rodeada de zombies mortales que andan por las calles vestidos a la moda, entre coches y pies calzados y cabezas preocupadas por llegar a fin de mes. Ahora es junio y parece que el calor no termina de llegar, que las terrazas de Madrid no están llenas de vestidos veraniegos gafas de sol y gente guapa sonriendo-me, ahora parece que de verdad todo es preocupante y que todo aquello de lo que hablamos hace algo más de cinco años, todos aquellos problemas e injusticias, se convierten en nimiedades ante la insolente realidad en la  que estamos (sobre)viviendo. 

              Yo también soy una zombie, no os confundáis. Una zombie de piel podrida e ideas muertas, que anda sin rumbo, que otea un horizonte rojo y negro, que sueña con noches de playa y abrazos, con lo que fue y  era, y que despierta sudorosa ante la imagen de lo que será, de lo que ya, ciertamente, es. 
         Soy una muerta que vive de día, junto a otros muertos, más o menos corroídos, más o menos devorados por el gusano social, por el germen de la modernidad, más o menos alterados por las mentiras de los hombres. 

            Ahora es junio, y hace algo más de cinco años era enero, y él me susurró al oído que aquella cantinela era una grandísima mierda, que no importaba si mi pelo era más o menos corto, si mi cara era más o menos bonita, que no importaba lo que dijera o escribiera, lo que pensara o lo que comiera. Que éramos como éramos, y que nunca seríamos nada, absolutamente nada más... Y que esto, pequeña, era irremediablemente maravilloso. Éramos como El Alubias, viendo nuestros sueños romperse "al calor de los aplausos embusteros". 

           "Alubias y sus sueños rotos" era yo, era lo que algún día escribiría. Y le robé el nombre a la canción de 713avo amor, sin haberla oído nunca, solo porque él me lo dijo. Y hoy, 6 de Junio de 2013, alguien susurra a mi oído que "la historia odia al hombre" y mucho más a la mujer, y que somos lo que somos, solos dos amantes que susurran en la cama, solo un boxeador muerto en la cuneta, solo una familia desahuciada, solo un país ahogado en su propio angustioso vómito. 
        Y en medio de todo nosotros: ignorantes, sonrientes, egoístas. Consumiendo y creando. 
            Y de eso va todo esto, de consumir y de crear. De morir o de matar. 

No hay comentarios: